El nomadismo es el estado social
caracterizado por el continuo cambio de residencia debido a necesidades alimenticias
o guerreras. Constituye una de las notas típicas de la vida del hombre
primitivo.
Sin formar núcleos sociales
organizados, el hombre primitivo vagaba en pequeños grupos en busca del
alimento necesario, y al llegar la noche acampaba debajo de los árboles, en las
cavernas o en las chozas rudimentarias que construía con ramas en pocos minutos
y que abandonaba al día siguiente.
En este periodo del nomadismo se
desconocía la agricultura y la cría de animales. Los hombres comían los
animales que encontraban a su paso y hacían un gran consumo de hierbas y
raíces. Se desconocía la alfarería y el trabajo de los metales. El hombre
nómada trabaja la madera, la piedra, el hueso, y la albura o parte tierna y
blanda que está entre la corteza y la madera de los árboles. Sus armas se correspondían
con la vida errante que llevaba. El hombre no se preocupaba de constituir una reserva
alimenticia para asegurar su sostenimiento en los días calamitosos, ni de
reunir las vasijas o instrumentos necesarios, limitándose a poseer lo más
indispensable, que reemplazaba por el camino a medida que lo iba inutilizando.
Una región productiva lo atraía,
al igual que un bosque lleno de caza. Agotado ese lugar, el hombre nómada lo
abandonaba y se marchaba a otro lugar más productivo.
La caza se realizaba a la
carrera, ya que sus armas no le permitían matar la presa desde grandes distancias, ni de
un solo golpe, máxime cuando lo cazado eran animales de gran tamaño, tales como
ciervos o búfalos. Los hombres empleaban sus energías en actividades que
requerían fuerza, violencia y rapidez, y en las astucias y previsiones que resultaban
de los contactos y de los esfuerzos de su vida más inquieta; las ocupaciones lentas,
rutinarias y estacionarias eran propias de la mujer, ya que su atención estaba
principalmente dirigida al ambiente vegetal. La aplicación del hombre se
dirigía a la caza y al combate y la de la mujer a la agricultura (en la
extensión que permite la vida nómada). El varón asumía el control y la
dirección de la vida del grupo, fuere cual fuere la génesis de éste.
El paso del nomadismo al periodo
sedentario o semisedentario se realizó gracias a la mayor atención prestada por la
mujer al cultivo de las plantas alimenticias, que implicaba la perfección en
los instrumentos de trabajo, a la ganadería y a la delimitación de los terrenos
dedicados a la caza entre los grupos sociales vecinos.
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